Dentro de 2 años, en octubre de 2023 se celebrará en Roma el Sínodo de los obispos donde se reflexionará sobre la importancia que toda la Iglesia camine unida, eso es lo que significa sinodalidad desde las claves de la comunión, la participación y la misión.
Comenzamos este Sínodo con una primera fase diocesana de consulta al pueblo de Dios, «no estamos abriendo un parlamento ni tampoco vamos a hacer un sondeo de opiniones», sino que «toda la Iglesia universal se pone en camino» y, a través de cada Iglesia particular, inicia una consulta en la que el primer «protagonista» es el Espíritu Santo.
La primera fase de este Sínodo es la consulta al pueblo de Dios para que el proceso sinodal se realice en la escucha de la totalidad de los bautizados. Se ha enviado un documento preparatorio, un cuestionario y un vademécum con propuestas para realizar la consulta, que estará abierta a los alejados de la Iglesia o de la fe y a aquellos que tienen otras confesiones cristianas o que confiesan otras religiones. Este cuestionario consta de una pregunta principal y otras diez complementarias que tratan diferentes temas y que deberán ser trabajadas y profundizadas por todas las realidades eclesiales, de dentro y de fuera también, no buscando las grandes elucubraciones sino aterrizando en lo concreto y sencillo. Este trabajo sinodal es «tiempo de Gracia porque es ocasión de encuentro, de escucha y reflexión».
La segunda fase continental, que durará hasta marzo de 2023, tiene como objetivo que las conferencias continentales dialoguen sobre el instrumentum laboris, para realizar un discernimiento, teniendo en cuenta las particularidades culturales de cada continente.
Por último, con las reflexiones aportadas se redactará un documento final que se enviará a la Secretaría del Sínodo para que elabore un nuevo instrumentum laboris de cara a la Asamblea Sinodal universal que tendrá lugar en Roma en octubre de 2023.