Alberto y Tamara: «El cursillo de novios nos cambió»

«Hicimos un cursillo de una semana larga, en la misma parroquia donde fui bautizado», dice Alberto. Para ellos, el cursillo acabó siendo algo más que un trámite para conseguir el certificado: «Fue una sorpresa, nos ayudaron a descubrir aspectos del matrimonio que no nos habíamos planteado, y consejos que nos ayudan por ejemplo a resolver nuestros enfados».

El domingo en la catedral podrán recibir la bendición del arzobispo y así ponerse de nuevo a tiro del Señor: «Nosotros veníamos de una educación cristiana desde pequeños, aunque en la adolescencia nos alejamos un poco. Pero es algo que queremos retomar ahora con nuestro matrimonio», reconocen.

Ese giro a su vida lo están viviendo después de sus últimos días de formación: «La verdad es que volvimos del cursillo muy sorprendidos, porque nos ha cambiado mucho la imagen que teníamos de la Iglesia. Entramos pensando que era muy cerrada, muy de normativa, pero salimos con una idea muy distinta, y queremos recuperar la relación con la Iglesia y con Dios».